Dice el diccionario de la Real Academia Española que un tendedero "es un sitio o lugar donde se tiende algo". Sin duda, a todos nos viene a la cabeza tender ropa y pensamos en alguno de casa, ya sea exterior o interior, pero todavía me acuerdo de pequeño, a principios de la década de 1970, como algunas mujeres tendían ropa al sol en una cuesta que tenía buena hierba por debajo de los actuales jardines de Carlos Martín Crespo y Luis Martín García Marcos.
Poner ropa al sol a secar hace más de cincuenta años era algo muy habitual en Segovia capital y provincia. Esto lo podemos comprobar en esta imagen, detalle de una tarjeta postal, de la época de la República, circa 1934 que pretende mostar la panorámica de nuestra Catedral con la Hontanilla cuando todavía en esa zona no estaba cubierto el Clamores.
Incluso si pensamos en la segunda acepción de la RAE el tendedero es un dispositivo de alambres, cuerdas, etc, donde se tiende la ropa, y en la foto que nos ocupa podemos verlo también entre dos grandes árboles, de modo que además es un tendedero natural.
Pero en Segovia aprovechando su monumentalidad se debieron crear los tendederos monumentales y lo pudimos comprobar con el cartel de finales de la década de 1870 con la prohibición de tender ropas en la iglesia de San Esteban.
No muy lejos de San Esteban había otro popular tendedero monumental, en la muralla junto a la puerta de San Andrés. En la imagen circa 1907 podemos ver en la postal editada con cliché de Julio Duque como hay ropa tendida en un alambre y cegadas las dos ventanas del cubo de la derecha.
No muy lejos de San Esteban había otro popular tendedero monumental, en la muralla junto a la puerta de San Andrés. En la imagen circa 1907 podemos ver en la postal editada con cliché de Julio Duque como hay ropa tendida en un alambre y cegadas las dos ventanas del cubo de la derecha.
El tiempo pasa y algunas costumbres van cambiando o no son posibles. En la torre de San Esteban cayó un rayo en julio de 1894 que provocó graves daños en los dos cuerpos superiores y en el chapitel por lo cual se valló la zona y en 1901 se instaló un andamio que por unas u otras razones, que ya explicaremos, se mantuvo más de 25 años, hasta 1928.
Restablecida la torre y terminado de restaurar su atrio en 1930 se volvió a instalar el tendedero monumental de San Esteban y así lo comprobamos en otra imagen de una tarjeta postal circa 1934.
Como vemos hay dos alambres o cuerdas para colgar ropa. En particular, toda una sabana y más de diez piezas para blanquear al solete y probablemente se aprovechase la fuente abrevadero para dar unas gotitas de húmedad a la ropa.
Pasó después la maldita guerra incivilizada y los crueles primeros cinco años de la posguerra donde se podía ver jugando por el Azoguejo a niños descalzos. Pero ya circa 1949 se seguían utilizando los tendederos monumentales, en particular junto a la puerta de San Andrés.
Podemos comprobar como hay ropa tendida en la piedra y un alambre puesto en la muralla para colgar varias piezas. Junto a la casa una acacia aunque a finales de los años treinta hubo hasta cuatro según hemos podido verificar.
Un año después, todavía con las cartillas de racionamiento, la tradición se mantenía como el alambre en la propia muralla, pero ahora sólo tenían tendidas unas pocas piezas.
Un año después, todavía con las cartillas de racionamiento, la tradición se mantenía como el alambre en la propia muralla, pero ahora sólo tenían tendidas unas pocas piezas.
El tiempo pasa y la posguerra se va terminando, ya sin racionamiento, de modo que se van haciendo pequeñas mejoras urbanísticas en la ciudad como la mejora del pavimento, aunque se eliminan los anteriores árboles plantados en los años treinta. Estamos en torno al año 1953, algunas turistas toman fotos dentro del arco y el tendedero monumental se mantiene. Parece que hay tendidos varios monos de trabajo.
Pasan los años, pero todavía la restauración del cubo izquierdo de la puerta de San Andrés deberá esperar más de quince años. Sobre el año 1955 el tendedero se mantiene, tienden ropa sobre la porosa piedra caliza de la base de la muralla y en el alambre instalado.
Además, en la imagen vemos algunos retoques fotográficos muy propios de la editora de postales Heliotipia Artística Española-Madrid.
Para finalizar con este importante tendedero monumental, que con prueba gráfica se mantuvo más de cincuenta años, llegamos hacia 1958. En ese momento, empiezan a hacerse algunas pequeñas intervenciones en los monumentos: las dos dovelas del arco que se ven aparentemente ahuecadas a la izquierda en todas las imágenes anteriores se reafirman, parece que se da un revoco alrededor del escudo de la puerta y toda la base del cubo de la derecha se reafirma rellenando huecos.
A partir de 1960 en la muralla junto a la puerta ya no se verá ropa tendida y aparecerán las señales viales de tráfico rodado junto a la puerta: Pasará toda la década de 1960 y a principios de la de 1970, hacia 1973, comenzará la restauración de la torre de la izquierda.
Pasan los años, pero todavía la restauración del cubo izquierdo de la puerta de San Andrés deberá esperar más de quince años. Sobre el año 1955 el tendedero se mantiene, tienden ropa sobre la porosa piedra caliza de la base de la muralla y en el alambre instalado.
Además, en la imagen vemos algunos retoques fotográficos muy propios de la editora de postales Heliotipia Artística Española-Madrid.
Para finalizar con este importante tendedero monumental, que con prueba gráfica se mantuvo más de cincuenta años, llegamos hacia 1958. En ese momento, empiezan a hacerse algunas pequeñas intervenciones en los monumentos: las dos dovelas del arco que se ven aparentemente ahuecadas a la izquierda en todas las imágenes anteriores se reafirman, parece que se da un revoco alrededor del escudo de la puerta y toda la base del cubo de la derecha se reafirma rellenando huecos.
A partir de 1960 en la muralla junto a la puerta ya no se verá ropa tendida y aparecerán las señales viales de tráfico rodado junto a la puerta: Pasará toda la década de 1960 y a principios de la de 1970, hacia 1973, comenzará la restauración de la torre de la izquierda.
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Esta entrada tan poco habitual de la puerta de San Andrés se la dedico a Ángel Jordán Davía que vivió en la zona toda su infancia y juventud, una década después y que seguramente no era consciente del gran tendedero monumental de su barrio.
Esta entrada tan poco habitual de la puerta de San Andrés se la dedico a Ángel Jordán Davía que vivió en la zona toda su infancia y juventud, una década después y que seguramente no era consciente del gran tendedero monumental de su barrio.
Todo ha sido posible gracias a:
Las imágenes de mi colección de postales y fotos antiguas de Segovia recopilada en los últimos dieciocho años.
Las imágenes de mi colección de postales y fotos antiguas de Segovia recopilada en los últimos dieciocho años.