Nací a principios de la década de los años cincuenta en la clínica del doctor Useros en plaza San Martín Nº 1, gran compañero y amigo de mi padre, muy cerca del domicilio familiar, en el número 4.
La plaza de San Martín fue mi centro de referencia en mis primeros años. ¿Cómo era?.
En la plaza, aunque sí conocí siempre la fuente, había una sacristía que tapaba el hermoso ábside que se descubriría con ocasión de la catorcena de 1962. Los tres únicos coches de los vecinos se disputaban la sombra que proporcionaba la otra sacristía.
El Torreón de Lozoya estaba ocupado por las religiosas MM Concepcionistas, creo que tenían un internado y las niñas, a las que veíamos desde las ventanas de nuestra casa, salían con las monjas que se cubrían con un velo negro. Mi hermano Carlos fue monaguillo y estaba muy orgulloso de las 25 ptas que ganaba al mes.
Al lado de nuestra casa, en el portal había una gestoría, un anticuario y debajo de casa, la Academia FAHER donde se daban clases todo el día. Había de recuperación, y también iban niños.
Creo que el maestro se llamaba Don Clemente y no recuerdo el nombre de su mujer (en esa época había antiguos maestros nacionales republicanos, que habían sido depurados y se ganaban la vida con las clases extra).
La primera planta la ocupábamos nosotros. Mi padre, Francisco Pérez Gallardo, disponía de un buen espacio para su consulta de médico pediatra.
En la segunda planta había dos viviendas, en una vivían de inquilinos Teodoro y Araceli, él era carpintero. Una hija, Maruja, casó con un artillero y otra que era una sobrina adoptada, Chelita, casó con un vendedor de frutas. Recuerdo cuando expusieron su ajuar, como una exposición de sábanas, manteles...creo que murió joven. Luego vivió un hijo de Teodoro, hasta que lo fueron ocupando sus propietarios.
En frente, en la otra vivienda vivían unas solteras mayores. La planta bajo el tejado, el torreón lo llamábamos, estaba vacío y a veces nos escapábamos, pero poco, porque nos metían miedo con que era peligroso.
La puerta de al lado después de la gestoría era la imprenta de Mauro Lozano y la librería estaba al lado. A continuación, el gimnasio de Don Ramón, campeón de esgrima, ahora creo que hay un bar. Después la puerta de una casa donde vivía don Ramón y una gestoría, Provencio, que hacía ángulo y daba a la calle del Gobernador Llasera.
Esa era la plaza. Lo que pasa que en una ciudad pequeña, sin apenas coches, los niños nos movíamos con soltura por el mercado, por la plaza de abajo,
a los atrios de San Martín
a los atrios de San Martín
al Salón.
A la plaza Mayor, subíamos por la Calle Real
A la plaza Mayor, subíamos por la Calle Real
MERCEDES PÉREZ DE COSSÍO
Edición PEDRO LUIS PEÑAS
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Esta entrada nace por el uso de las redes sociales en el grupo SEGOVIANOS POR EL MUNDO en el cual Mercedes y yo nos hemos conocido.
Todo ha sido posible gracias a:
El repaso de las memorias de la infancia segoviana de Mercedes.
Algunas anécdotas, personajes y establecimientos del corazón de Segovia a mediados del siglo XX. Félix S. de la Fuente Contreras. Editado por el autor. Segovia, 2004.
El Adelantado de Segovia del jueves 28 de septiembre de 1950, Año L-Núm 15505.
Segovia Monumental. Isabel de Ceballos-Escalera. Editorial Plus Ultra. Madrid, 1953.
Segovia. Andar y ver, guías de España. Tercera edición. Marqués de Lozoya. Editorial Noguer, S.A. Barcelona, 1963.
La foto de www.concepcionistas.com donde están las monjas de Segovia con sus alumnas circa 1950 en uno de los patios del Torreón de Lozoya.
Mi colección de fotos, postales y folletos turísticos de Segovia acumulada en los últimos quince años.
9 comentarios:
Una idea brillante, Pedro, resuelta con mucho ingenio y con el arte que te caracteriza. No dejas de pasmarme.
Pedro, la mujer de Don Clemente San Hipólito Gil se llamaba Faustina Herrero (de ahí viene el nombre de la academia Faher). Yo estudié en esa academia de la cual guardo un grato recuerdo tanto de los profesores como de los alumnos que allí nos encontramos.
Juan Carlos, me alegro que te haya gustado el recuerdo sobre la academia FAHER que hace Mercedes. alguna persona más me ha comentado que se llamaba así por el nombre de la mujer que ya sabía que se llamaba Faustina, pero recordaban Hernández y no Herrero como tu dices. Me alegra que te acuerdes bien con apellidos del nombre de Don Clemente. Por ello parece más posible del recuerdo del apellido de Faustina Herrero.
Por otra parte el hermano de Mercedes en un artículo en El Adelantado hablaba del equipo de fútbol y el hijo que tenían ambos. ¿sabrías tú su nombre?.
Su hijo se llama Fernando y creo recordar que se trasladó a Madrid por motivos laborales.
Su hijo se llama Fernando y creo recordar que se trasladó a Madrid por motivos laborales.
MIGUEL ANGEL
EXCELENTE PAGINA, YO TAMBIEN NACI EN SEGOVIA EN 1954 VIVI EN LAS ARENAS
MI PADRE CUIDABA LA CENTRAL,DE NIÑO IBA A VISITAR UNA TIA QUE VIVIA AL LADO DE LA EMISORA , RECUERDO EL COLEGIO DE LOS MARISTAS, LUEGO TRABAJE DE BOTONES EN EL HOTEL COMERCIO EUROPEO AL LADO DE LA BIBLIOTECA,DESPUES ME FUI A MILES DE KMS DE ESPAÑA PORQUE QUERIA UN FUTURO MEJOR, AHORA VIVO EN ALICANTE , PERO LLEVO A SEGOVIA DENTRO DE MI, CUANDO VOY A SEGOVIA A VISITAR A MI MADRE QUE AUN VIVE NO CONOZCO A NADIE TODA LA GENTE ME ES DESCONOCIDA, FUI AL COLEGIO CALVO SOTELO EN EL PEÑASCAL YO LO INAGURE EN 1960. UN CORDIAL SALUDO A TODOS LOS SEGOVIANOS.
Miguel Agudíez me alegro de que te haya gustado. No he podido resistirme a comentar lo de que fuiste botones en el Hotel Comercio Europeo, ya que entonces conociste a mi tío y padrino (de ahí mi segndo nombre) LUIS PEÑAS BRAVO, que era el maitre en el Hotel entre la década de 1950 hasta su fallecimiento en la década de 1970. Saludos, PEDRO.
Buena 'iluminación' a una historia que nos hace recordar años pasados.
También pensé que el apellido de doña Faustina era Hernández, pero no lo puedo asegurar.
Lo que sí es seguro es que en la Academia FAHER estudié los primeros años de mi vida, ¡hasta hacer Ingreso en el 'Masculino', con nueve años! Los que hemos pasado por allí...
Un lujo de entrada Pedro.
Saludos, JP
Hola Juan Pedro ya todos los datos nos lo confirmó desde Madrid su nieto Antonio San Hipólito, pero lo hizo por correo interno. Sus abuelos se llamaban
exactamente: Clemente San Hipólito Gil y Faustina Herrero Sanz y aunque su padre Fernando Clemente San Hipólito Herrero no quiso comentar nada nos transmitió que sintió una gran emoción sobre el recuerdo de sus padres y
por ello son seguidores del blog.
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