domingo, 25 de julio de 2021

LA DESGRACIADA VERJA DE LA CALLE SAN JUAN (1881-1889)

      Uno de los inconvenientes de una investigación histórica es que habitualmente conlleva la apertura de otras investigaciones, sin embargo el agotamiento es para el propio investigador, de modo que hay que ponerle un límite, pero dejarlo abierto para futuras investigaciones, propias o ajenas. Cuando hay algo que no termina de cuadrar, por falta de documentación base, y se hacen algunas comprobaciones posteriores, es posible llevarse grandes sorpresas y lo peor es que te hacen desmontar hipótesis probables realizadas anteriormente.

      En este caso todo surgió por la fecha exacta del derrumbe de la muralla medieval en la calle de San Juan contigua al Cubo y la lectura de la existencia de una verja de hierro en la propia calle, pero ¿dónde podía estar situada la verja que actualmente se puede ver en otro lugar?. Particularmente, al revisar el proyecto de Odriozola de la verja de 1881 nos encontramos con la sorpresa de que nos refleja exactamente las bóvedas de finales del siglo XVII mucho mejor que en el proyecto de 1888 y que como veremos tan sólo estuvo allí instalada poco más de siete años. 

      En marzo de 1881 Joaquín Odriozola propone desmontar el antiguo pretil de piedra que había entre el paso al camino de Santa Lucía y el Arco de San Juan para sustituirlo por una verja. El pretil bien lo podemos ver en la foto encargada por el arquitecto municipal, Nicomedes Perier, en su proyecto de mejora de la plaza de San Pablo y de la calle de San Juan de 1867.


   Las razones de cambiar el pretil por una verja de hierro podrían ser: por dar más luminosidad a la propia estrecha calle de San Juan, indirectamente ampliar la acera de la calle ya que el pretil tenía una anchura de 50 cm y quizás, también actualizar la vista de las antiguas bóvedas por el camino de Santa Lucía. El arquitecto municipal en la memoria descriptiva dice:

     "Esta mejora reclamada hace tiempo [1867] es cada vez mas necesaria pues el frecuente transito de esta calle y la estrechez, en este punto donde la acera no tiene mas que 0'50 de ancho con la forma convexa que se ha dado al afirmado, los carruages se inclinan mas a la parte exterior tocando asi á las personas que por allí pasean a pie.
     El proyecto consiste en desmontar todo el pretil de mampostería que tiene un ancho de 0'50 y colocar en su lugar una sencilla verja de hierro sugeta por medio de dos pilastras en los extremos y barillones de hierro emplomado en las losas de la acera"

     El aspecto visual a fecha de 1 de marzo de 1881 lo muestra el arquitecto Odriozola en su nuevo proyecto comprobando que aparentemente no debía ser demasiado afortunado de modo que decidirá hacer un recubrimiento en el muro y los contrafuertes.


    Es significativo notar que en la parte baja del trozo de calle no había más contrafuertes en ese momento, pero sabemos que luego se construirán dos más. El resultado de la obra por parte de Odriozola consideraba el cegado de la bóveda 2, además, plantea un revestimiento con piedra blanca del antiguo muro y de los contrafuertes.


      En la correspondiente subasta de la obra realizada el 29 de marzo de 1881 y anunciada por el alcalde Luis de Contreras y Tomé, marqués de Lozoya, ganó el contratista Basilio Hidalgo Lázaro por un valor de 4200 pesetas sobre las 4447,14 pesetas presupuestadas. De modo que en la sesión del 1 de abril de 1881 se aprueba su ejecución.

      Sin embargo, la Comisión de Obras en una inspección da cuenta de que es necesario un presupuesto adicional que se presenta el 9 de agosto de 1881 de 2172,32 pesetas y además propone la demolición del Arco de San Juan que se aprueba en la sesión del día siguiente. La corporación está de acuerdo en todo, pero lo deja a estudio para que el arquitecto municipal haga un expediente con presupuesto adecuado para el derribo del Arco. Toda la obra de la acera y de la verja se aprueba de nuevo en sesión del 30 de agosto de 1881 después de haber informado la comisión el 20 de agosto de todo el presupuesto adicional, aceptado por el contratista.

      El 24 de octubre de nuevo la comisión de obras reconoce la colocación de la barandilla de hierro por acuerdo de la sesión del 19 de octubre de 1881. Por lo cual a finales de octubre de 1881 la verja está instalada y probablemente faltaba de rematar la obra de la acera. El acta de recepción de la nueva obra por parte de la Comisión de Obras junto con al arquitecto municipal se hizo el 14 de abril de 1882 y la devolución de la fianza el contratista la firmó el 27 de abril.

     Ya en el mismo 1881 surge alguna desgracia con la verja como fue que un niño había metido la cabeza entre los barrotes y se comenta en el semanario dominguero su posible vigilancia. Durante 1882 debió tener algún percance probablemente por accidentes con los movimientos de los carruajes. De modo que en enero de 1883 en el periódico semanal ya la nombra como "desgraciada verja".


      En el propio año de 1882 se hacen las expropiaciones de casas que había adosadas a la muralla para realizar la nueva alineación en la calle San Juan que la corporación municipal había aprobado el año anterior.

    Suponemos que entre 1883 y 1887 hubo alguna problemática con la verja de modo que se construyeron los dos contrafuertes de la parte baja del pretil. Es muy probable que todas las críticas sobre los continuos arreglos de la calzada de la calle San Juan y del barro que se formaba, pudiera provocar grandes problemas o algún accidente. Todavía en 1909 podemos mostrar esa problemática del barro que se formaba en la calle.


     Respecto a los nuevos contrafuertes que se harían entre 1883 y 1888 tenemos en la memoria descriptiva de 1881 que Odriozola dice:

    "Como este muro tiene tres estrivos de sillería en retallo se aprovecha para que los barillones que correspondan a otro macizo vayan sugetos ademas con palomilla de hierro que contrarresten cualquier esfuerzo intencionado" 

    Con lo cual pensamos que muy probablemente algunos movimientos de la verja provocaron la necesidad de realizar otros dos contrafuertes para poder sujetar las palomillas para mejorar su estabilidad.

        El gran derrumbe del lienzo de muralla medieval que hubo el martes 8 de febrero de 1887 entre el cubo medieval y la casa del Marqués de Lozoya provocaba que había que realizar una reparación con urgencia. Este derrumbe supuso un arrastre de parte de la propia calle de San Juan como nos muestra indirectamente Odriozola en el plano del Proyecto de ensanche en la calle de San Juan firmado el 3 de abril de 1888. Inicialmente se recompondría la muralla hasta la altura de la calle San Juan por la parte del camino de Santa Lucía y se dejaría todo preparado para el ensanche de la calle haciendo la demolición del Arco (finalizado el 4 de abril de 1888) y el desmoche del cubo medieval. Es decir, que durante unos trece meses Odriozola tuvo tiempo para analizar y escribir todo el proyecto que suponía las obras del derribo del Arco y el desmoche del cubo.


     Odriozola en la memoria descriptiva de 1888 analiza la nueva realidad de la verja, que terminaba en el cubo medieval a desmochar y supondría una ampliación con mayor altura sobre el paseo de Santa Lucía:

      "Ahora bien, ¿le ha de continuar la verja de hierro como pretil de defensa para una altura que alcanza 10 metros?. Cuando se colocó esta balaustrada presidió la idea de dar el mayor ensanche posible á esta calle de tan frecuente transito, pero la experiencia ha demostrado que, si bien es verdad que las dimensiones del hierro son pequeñas, hay que reconocer que con una pendiente de 7,40 por 100 al marchar los carros producen, sin poderlo evitar destrozos en la verja sucediendo lo mismo aunque en construcción fuera mas resistente por no contar con seguro contrarresto.
       En esta extension, creemos lo mas conveniente colocar un pretil o antepecho de piedra blanca de iguales o parecidas proporciones que el de la bajada a San Millán por la Canaleja"

     El desmonte de la verja de la calle San Juan se haría, muy probablemente los primeros meses de 1889 ya que la finalización de las obras, según el contratista, fueron el 27 de mayo de 1889 y se guardaría en dependencias municipales. Pero pocos meses después en la sesión de 10 de octubre de 1889 el concejal Sr. Frege indica, y se acordará, que el arquitecto municipal vea si la verja de la calle San Juan puede utilizarse en la plazuela de Santa Eulalia. 

      El presupuesto y estudio de la instalación de la verja en la plaza de Santa Eulalia lo firma Odriozola el 17 de noviembre de 1893 que suponía el desmonte del pretil que había y todos los arreglos y adaptaciones necesarias en los módulos de la verja junto con las ocho pilastras de granito que se pondrían. Pocos años después podemos comprobar su instalación en una foto de Julio Duque 

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       Esta entrada se la dedico a todos los interesados por la evolución del urbanismo en Segovia.
       Todo ello ha sido posible gracias a:
Proyecto de mejora de la Plazuela de San Pablo y Calle de San Juan 1867-1868 de Nicomedes Perier García.
Proyecto de afirmado de la Plazuela de San Pablo y Calle de San Juan 1874 de Joaquín Odriozola Grimaud.
Proyecto de Verja de hierro en el pretil de la Calle de San Juan 1881 de Joaquín Odriozola Grimaud.
Proyecto de Ensanche en la calle de San Juan 1888 de Joaquín Odriozola Grimaud.
            Todos los anteriores del Archivo Municipal de Segovia.
Obras de urbanización integral de la calle San Juan en la web del Ayuntamiento de Segovia.
Foto realizada por Julio Duque del amigo Juan Francisco Sáez Pajares.
La Tempestad del 6 de noviembre de 1881, Año II-Tormenta 61.
La Tempestad del 28 de enero de 1883, Año IV-Tormenta 124.
Nobiliario de Segovia de Jesús Larios Martín. Edición del Instituto Diego de Colmenares, Patronato José María Cuadrado. Segovia, 1956, todos ellos del Archivo Municipal de Segovia.
Mi colección de fotos antiguas de Segovia recopilada en los últimos veintitrés años.

viernes, 9 de julio de 2021

LAS BÓVEDAS Y EL CUBO DE LA CALLE SAN JUAN (1800-1963)

      Por ciertos derribos que debió haber en la calle de San Juan al quedar muy destruida la propia puerta de San Juan entre los ataques de 1467 y la guerra de las Comunidades, suponemos que a finales del siglo XVII se construyeron unas bóvedas sobre las que se apoyaba la parte superior de la calle de la Puerta de San Juan, que era como se llamaba entonces.

     La primera visión de las bóvedas con sus grandes contrafuertes las tenemos localizadas por el grabado de Alexandre de Laborde publicado en 1820, que nos muestra claramente las tres bóvedas. Además, vemos lo que era el cubo primitivo de la muralla, que se desmocha en 1888 pero debería aparecer completo. Sin embargo, el autor del dibujo, parece que lo interpreta como otro gran contrafuerte y no lo refleja, como tampoco la parte de muralla que conecta con la casa, ni la propia casa, del Marqués de Lozoya


       En esos momentos existía completa la estrecha calle Solana que desde la calle de la puerta de San Juan y entre el paseo de Santa Lucía y las casas, bajaba hasta la Plaza de la Resolana. Sin embargo, en el dibujo de Laborde se comunica la calle con un pontón que habría sobre el arroyo Alamillos. También curiosamente nos refleja la propia ermita de Santa Lucía, justo al borde del paseo que tomaba su nombre por la propia ermita.

    Si hacemos un detalle aumentado de este grabado comprobamos claramente la existencia de bóvedas realizadas unos ciento cincuenta años antes, pero no su continuación en la parte de muralla.


       Poco después hacia 1837 se publica otro grabado, que más bien parece una variante utilizando la publicación del anterior, sin querer detallar de nuevo la casa del Marqués de Lozoya. 

  
      Pero cuando José María Avrial y Flores (1807-1891), siendo director de la Escuela de Bellas Artes de Segovia, hace unos dibujos sobre la ciudad circa 1839 nos muestra muchos más detalles auténticos que los anteriores sobre las bóvedas.


     Como podemos comprobar en el interior de la bóveda 1 nos muestra una fuente con pilón situada estratégicamente aprovechando la sombra que diese la propia bóveda y que podría haberse instalado en el siglo anterior.

     Otro detalle de los dibujos de Avrial con una vista tomada desde las lomas del cementerio no nos muestra las bóvedas debido a que las tapan los olmos que había en el paseo de Santa Lucía, pero nos muestra perfectamente el cubo contiguo y la muralla hasta la casa del Marqués de Lozoya.


    De todas formas no sabíamos exactamente cómo eran las tres bóvedas y los contrafuertes con las imágenes de Avrial, aunque nos íbamos haciendo una idea, hasta que hace unos meses conseguimos una fotografía estereoscópica francesa del fotógrafo Louis Eugène Sevaistre que sabemos, realizadas en 1857 y editadas por Gaudin Frères. Podemos contemplar bien las dos bóvedas inferiores y además apreciamos claramente cómo la fuente con pilón se ha trasladado a la bóveda 2.


     Ahora vemos, las casas antiguas de la calle Resolana, en frente las tres bóvedas y los grandes contrafuertes de la calle San Juan. Ya vimos que esas casas se mantuvieron muchos más años de igual manera y además apreciamos con más sentido todos los detalles de los dibujos de Avrial. Pero bien sabemos que las fotos estereoscópicas tienen dos imágenes diferentes para conseguir el efecto tridimensional y utilizando la otra imagen podemos ver también el cubo de la muralla.


     En este caso la albúmina de la derecha, por no tener buena conservación, ha perdido mucha nitidez, pero se llega a distinguir el trozo de muralla contiguo al cubo, que desaparecerá en 1887 a causa de un desprendimiento. Además, la parte de la casa del Marqués de Lozoya nos muestra hasta que altura llegaba el lienzo de muralla, de modo que confirma todo lo dibujado notablemente por Avrial.

     La fotografía antigua francesa nos explica fielmente el dibujo de F. J. Parcerisa (1803-1876) que en su momento pensábamos que era demasiado imaginativo y no muy real. Pero el detalle mostrado nos vuelve a confirmar toda la fisonomía de las bóvedas, del cubo y la muralla almenada, aunque haya algún inconveniente de perspectiva. También nos confirma que la fuente con pilón estaba en la bóveda 2.


     Siguiendo el orden cronológico ya vimos en el estudio sobre el Arco de San Juan la exacta localización del Arco y cómo era en 1874 la planta de la calle San Juan. Sin embargo, la revisión detallada del proyecto de ensanche de la calle San Juan de 1888 nos lleva a hacer varias aclaraciones sobre el proyecto de 1874, como son la planta del cubo y la muralla almenada mostradas por Sevaistre y Parcerisa.


     Además, Odriozola en su Proyecto de Verja de hierro en el pretil de la calle de San Juan, firmado el 1 de marzo de 1881 muestra conjuntamente el alzado y la planta de cómo eran exactamente las bóvedas construidas a finales del siglo XVII. 


     Como podemos observar la última bóveda no tenía un arco de medio punto como las otras, de modo que de nuevo el dibujo de Parcerisa es más real de lo que imaginábamos. Por otra parte, es curioso hacer notar que en la parte más baja de la calle no señala contrafuertes y parece más bien un pretil y no el muro de dos metros de altura de la foto datada en 1867. De modo que es muy probable que por alguna grieta en la calle se tomase la decisión de añadir dos pequeños contrafuertes entre 1881 y 1888.

     Ahora, podemos entender cada vez mejor algunos comentarios que hace Joaquín Odriozola cuando escribe la memoria descriptiva en el Proyecto de Ensanche en la calle San Juan, firmado el 3 de abril de 1888. 

    "Próxima a terminarse la obra de derribo del Arco de San Juan y cubo de la muralla inmediato á esta Puerta, precisa construir un pretil de defensa para la línea de calle hasta la casa del Señor Marqués de Lozoya; y si á esto se agrega la aventura de una prenda en el trozo de calle referido á consecuencia del estraordinario movimiento que esperimentó el terreno en esta parte apareciendo cortada la roca en sentido longitudinal, la necesidad de ejecutar alguna obra en esta calle se impone con urgencia"


     "...Según se manifiesta en el plano de planta tomando la línea exterior de los bolardos o estribos de esta calle se marca una alineación que partiendo del mismo punto que hoy tiene la pilastra de granito, por no permitir variación alguna de la pendiente y estrechez de este punto, se dirige al cubo recién derribado, con lo cual, se gana en esta parte dos metros quedando la calle por el ángulo ó revuelta que es el que necesita mayor desarrollo..."


     Como podemos comprobar como buen arquitecto en la planta nos señala las plantas de las tres bóvedas y nos indica hasta cuándo se adentraban para sustentar adecuadamente la calle de la puerta de San Juan. Justo en la parte superior donde había un gran estrechamiento de la calle con la roca original debió haber numerosos derrumbes hasta que se resolvió el problema haciendo esas tres diferentes bóvedas, pero que en el argot popular de la época eran las cuevas de San Juan. Según el periódico La Tempestad en los números de la década de 1880 continuamente hace en sus 'coplillas' alusión al uso de las cuevas para dormir, para evacuar y habla de su mal olor.

    "Para realizar esta mejora consideramos lo mas conveniente la construcción de muros de mampostería en los espacios que median entre los machones, empleando para ello la gran cantidad de piedra que ha resultado depositada al pie de obra por derribo de la muralla...En este punto debe hacerse un machón de iguales dimensiones que le produce el cubo derribado, empalmando a la vez y terminado del mismo modo el muro recién construido para sostenimiento del terreno cuando tuvo lugar la catástrofe".


    En conclusión, se va a crear un muro de carga aprovechando toda la piedra del último desprendimiento de la muralla de 1887, de modo que dos de las bóvedas van a cegarse completamente y se hace una extensión en la bóveda 2 para mantener la fuente en el mismo lugar de la cuesta de Santa Lucía "Para no impedir el servicio de la fuente de Santa Lucía sin tener que variarla, creemos lo más conveniente construir un arco de piedra blanca, siguiendo la misma traza que existe". Se quedará a la vista una parte de la base del cubo desde el paseo de Santa Lucía. La bóveda aparecida en las obras de 2018 sería la que estaba junto al cubo de la que se tomaron fotos que nosotros hemos llamado bóveda 3.

     La foto más antigua que hemos podido localizar realizada esta obra que se terminó, según dice el contratista en la documentación, el 27 de mayo de 1889, es del fotógrafo francés Pierre Petit que por indicios de otras de su serie pensamos realizada circa 1906. En ella, hemos marcado aproximadamente la anchura que se ganaba respecto a la primitiva y estrecha calle de San Juan.


     Respecto a lo que vemos en el alzado del proyecto, para mostrarlo con imágenes reales, hemos hecho un detalle de una postal fotográfica de 1930 que es como se mantendrá durante el siglo XX.


    O incluso por la propia cuesta de Santa Lucía, como se decía popularmente en Segovia, en la cual hemos señalado la situación de los antiguos contrafuertes y vemos nítidamente la extensión de la bóveda 2 en una imagen de Manolo Río que datamos circa 1950 y que nos fue facilitada amablemente por un lector del blog llamado José Luis.

   
     También podemos apreciar la pequeña variante que se ha hecho en el antepecho sobre el cubo que Odriozola en su proyecto lo indica recto de modo que hubiera quedado a la vista el desmochado con lo cual supongo que se decidió durante la obra hacer el 'balcón' correspondiente. Todos los segovianos octogenarios pueden tener mejor memoria y lo verían de forma similar a estas fotos.


    Pero para los que tenemos menos de sesenta años no hemos conocido esa fisonomía si no básicamente la que se mantiene en la actualidad. La realización de esta última obra que se denominó Ensanche de la curva de San Juan, que empezó en 1964 y acabó en 1965, estuvo a cargo del Ministerio de Obras Públicas dentro de la creación de la Plaza Oriental. En el mismo proyecto se realizó la primera fase de 1963, el ensanche de la curva terminado en 1965 y la segunda fase desde 1966 para terminar con toda la eliminación de los números impares de la calle San Juan

Continuará con el ensanche posterior de la curva de la calle de San Juan
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     Esta entrada se la dedico a todos los interesados por la evolución del patrimonio arquitectónico segoviano, pero en particular a Juanjo Bueno por los buenos ratos que pasamos hablando de ello.
       Todo ello ha sido posible gracias a:
Proyecto de mejora de la Plazuela de San Pablo y Calle de San Juan 1867-1868 de Nicomedes Perier García.
Proyecto de afirmado de la Plazuela de San Pablo y Calle de San Juan 1874 de Joaquín Odriozola Grimaud.
Proyecto de Verja de hierro en el pretil de la Calle de San Juan 1881 de Joaquín Odriozola Grimaud.
Proyecto de Ensanche en la calle de San Juan 1888 de Joaquín Odriozola Grimaud.
Todos los anteriores del Archivo Municipal de Segovia.
Voyage pittoresque et historique de L'Espagne par Alexandre de Laborde. Tome Second, Seconde Partie. A Paris de l'imprimerie de P. Didot L'Ainé. MDCCCXX de la Biblioteca Nacional de España.
Segovia Pintoresca por José María Avrial Flores. Coordinación y notas por José Miguel Merino de Cáceres. Edición realizada por la Real Academia de Historia y Arte de San Quirce con la colaboración de la Junta de Castilla y león, Diputación provincial de Segovia y Plan de Excelencia Turística del Ayuntamiento de Segovia. Segovia, 2002.
Segovia Pintoresca por José María Avrial Flores en Estudios Segovianos, Tomo V, Números 13-14, Instituto Diego de Colmenares [Edición coordinada por el Marqués de Lozoya]. Segovia, 1953.
Recuerdos y Bellezas de España SEGOVIA. Obra destinada a dar a conocer sus monumentos y sus antigüedades en láminas dibujadas del natural por F. J. Parcerisa. Escrita y documentada por José María Cuadrado, Segovia año 1865. Edición facsímil por Ámbito Ediciones S.A. y Diputación de Segovia. Salamanca, 1993.
Obras de urbanización integral de la calle San Juan en la web del Ayuntamiento de Segovia.
La foto de Pierre Petit (1831-1909) de la Biblioteca Nacional de Francia.
La foto amablemente facilitadas por José Luis Casado Martín de su colección.
La Tempestad del 28 de octubre de 1882, Año III-Tormenta 110.
La Tempestad del 5 de noviembre de 1882, Año III-Tormenta 112.
La Tempestad del 28 de enero de 1883, Año IV-Tormenta 124.
Nobiliario de Segovia de Jesús Larios Martín. Edición del Instituto Diego de Colmenares, Patronato José María Cuadrado. Segovia, 1956, todos ellos del Archivo Municipal de Segovia.
Mi colección de fotos antiguas y fotos de grabados de Segovia recopilada en los últimos veintitrés años.

domingo, 9 de mayo de 2021

WUNDERLICH y tradiciones en Turégano (Segovia)

      En la búsqueda de imágenes para otros estudios del Archivo de Wunderlich del IPCE relacionadas con Segovia hace varios años, en 2017, hicimos una búsqueda ampliada en la signatura y nos encontramos con varias sorpresas. Debido a nuestra experiencia de búsquedas en archivos y como coleccionista de fotos antiguas de negativos y positivos, somos conscientes de las diferentes ediciones y también que muchas veces el fotógrafo no apunta totalmente ni la fecha ni el lugar, pero que solemos obtener una datación aproximada teniendo en cuenta la numeración, la fecha de otras similares, el papel fotográfico utilizado, etc.

       Además, al hacer escaneos y buscando detalles concretos para otros estudios llegamos a apreciar algunas peculiaridades que no son visibles a primera vista. En  este caso particular, no tuvimos problema en saber el lugar por motivos personales, de mi ascendencia materna tureganense y de mi esposa.

     Sabemos que Otto Wunderlich (1886-1975) tomó fotos de Turégano (Segovia) en diferentes épocas. Algunas, entre 1923 y 1927, debido a que aparezca o no el surtidor de gasolina de la plaza, los diferentes cambios estudiados en las casas de la actual plaza de España o la permanencia del quiosco de música debajo del Ayuntamiento. En particular, en el caso de Wunderlich consideramos para Turégano que tomó las fotos en el intervalo de 1923 a 1934.

      Las tres fotos que el IPCE considera que están tomadas entre 1930 y 1936 realizadas justo en la actual plaza de Santiago de Turégano a la entrada de la iglesia de Santiago. Cuando vimos la primera foto nos llamó poderosamente la atención y consideramos rápidamente la hipótesis de Turégano.


     La foto cuyo texto es Mujeres vestidas de negro con pañuelo en la cabeza y mantilla sobre los hombros conversando en la puerta de una iglesia, no nos sorprendió tanto como lo debió hacer al fotógrafo alemán, ya que todavía en los primeros años de la década de 1970 recuerdo esa vestimenta y esa típica asistencia periódica a la iglesia por parte de las mujeres más mayores. Curiosamente, en la fotografía podemos ver en el suelo, además del morrillo, unas losetas de piedra caliza con abundantes grietas debido a su antigüedad. También es significativo el gran cerrojo de la puerta por la parte externa indicando centenares de años.

     Pero la siguiente foto nos confirmó claramente la hipótesis de la plaza de Santiago de Turégano teniendo en cuenta la casa de la plaza, que actualmente se mantiene y muy probablemente esté construida en 1900. Además, la puerta de carruajes de la casa contigua que será todavía más antigua y que actualmente es un comedor del establecimiento de Eduardo.

       El texto expresado por el fotógrafo alemán es muy similar Mujeres vestidas de negro con pañuelo en la cabeza y mantillas en los hombros saliendo de misa. Ahora, parece que después de haber hablado un rato a la puerta de la iglesia las mujeres se van hacia sus casas y varias de ellas miran a la cámara siendo conscientes de que les están haciendo una fotografía.  

       Para mostrar claramente el lugar disponemos de una foto que un comerciante de Turégano, Ingeno Borreguero, encargó la edición a la casa García Garrabella en el segundo lustro de la década de 1950 y se vendieron como postales. En el detalle utilizado, hemos señalado la casa que a día de hoy se mantiene en pie y que consta como el Nº 8 de la plaza de Santiago.

     Finalmente, la última foto obtenida por Wunderlich sigue la misma línea que las anteriores, quiera llamar la atención sobre la vestimenta de paño negro, con falda larga y cabeza cubierta con mantilla negra. Parece que está tomada pocos instantes después que la primera, se mantienen los dos mismos corrillos de personas y además va saliendo otra mujer mayor, pero aparece a la izquierda otra más joven con diferente vestimenta.


      Otra vez el texto del fotógrafo es muy similar Mujeres vestidas de negro con pañuelo en la cabeza y mantillas sobre los hombros conversando en la puerta de una iglesia.

     Para terminar, mostramos la panorámica de la iglesia en la plaza a la que da nombre, en la cual todavía se mantenía la reseña recordatorio, en una pared de la iglesia, de los ocho tureganenses fallecidos oficialmente en el frente en la guerra civil de 1936 a 1939.

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      Esta entrada se la quiero dedicar a mis amigos coleccionistas de fotos antiguas JuanFran, Juanjo, Juan Pedro y Aku. Además, a todos los tureganenses que vieron como yo, de pequeños, este tipo de mujeres de negro.
        Todo ha sido posible gracias a:
Las fotos de Otto Wunderlich, del Archivo Wunderlich del IPCE, Ministerio de Cultura y Deporte con signatura WUN-15538_P ; WUN-15547_P ; WUN-15550_P que son propiedad del IPCE.
Memoria y lugar. Segovia en la fotografía de Otto Wunderlich. Comisariado por Miguel Ángel Chaves Martín, Torreón de Lozoya, diciembre de 2016-marzo de 2017. Instituto del Patrimonio Cultural de España, Diputación Provincial de Segovia y Fundación Caja Segovia. Segovia, 2016.
La buena digitalización de las colecciones del IPCE en Internet para su estudio y su uso para estudios de antropología, arquitectura, urbanismo, historia...
Mi colección de postales, fotos y revistas antiguas de Segovia recopiladas en los últimos veintitrés años.

lunes, 19 de abril de 2021

GABARREROS

 PRESENTACIÓN

      Este último verano pandémico estuve hablando sobre un trabajo que Juan Andrés Saiz Garrido estaba elaborando y me pedía alguna datación de imágenes. Yo no le conocía personalmente aunque sabía que era el cuñado de mi compañera Gloria del claustro del Instituto de El Espinar con la cual hablé para mi estudio de la Boda Serrana. Juan Andrés, había visto varias fotos del blog que llamaron su atención, pero lo que yo comprobé es que es una persona con grandes inquietudes literarias y me regaló un ejemplar de la tercera edición ampliada de su obra Los gabarreros de El Espinar.

     Cuando yo le hablé de alguna colaboración para el blog aceptó sin problema y finalmente quiso hacer un escrito sobre el antiguo oficio de gabarrero. En cambio, él no sabía que mi bisabuelo paterno, José Peñas Azañedo vivió durante más de 20 años en su pueblo, El Espinar. Cuando leí su testamento por su fallecimiento en 1923 aparecía como propietario de algunas acciones de La Forestal Espinariega y además, por una investigación, comprobé que fue uno de los pequeños socios fundadores de la sociedad en 1915.

 

    En el escrito podremos comprobar todo un conjunto de curiosas palabras utilizadas por los gabarreros.  

GABARREROS

       El destino preferente de las leñas de los montes y pinares segovianos ha sido siempre el consumo domiciliario. "Los fogarines del pobre", así lo definía en el siglo XIX el ingeniero de Montes y escritor José Jordana. Sin embargo, este recurso laboral también dejaba hueco a su comercio.

       Del transporte y la venta se encargaban los gabarreros: "Voz autóctona de la Sierra del Guadarrama, que se aplica a las personas que se dedican al transporte de leñas con caballerías" (Algunas voces forestales. José Jordana, 1900).

     Para ello, usaban de caballos serranos, dóciles y fuertes, con la columna arqueada de soportar el peso. También utilizaban yeguas, que eran más dóciles, y borriquillos. Los mulos eran destinados, como los bueyes, para el arrastre de los pinos en el monte.

     El gabarrero cuidaba con celo a sus caballos. Aunque escaseara la comida en muchas casas, todos alardeaban de alimentar bien a su compañero de trabajo. No se podía ser cicatero con él, pues al día siguiente tendría que aguantar sobre su lomo una nueva carga. Al anochecer, no debía faltar una postura de cebada y paja, si la había.

   También han servido los caballos, en muchas ocasiones, para sacar al gabarrero de difíciles emboscadas, abriendo vereda en la nieve de alguna inesperada ventisca o ayudando a cruzar los ríos en sus peligrosas crecidas torrenciales.

Si te portas bien
te voy a comprar
una albarda nueva
y una cabezá

     No todos los gabarreros tenían caballo propio; algunos caballos se trabajaban a medias, también los burros. En estos casos, el 50% de la leña era para el gabarrero que la trabajaba, y la otra mitad para el dueño del animal. También se utilizaba la fórmula de trabajar los caballos a jornal.

   Los animales eran obligados muchas veces hasta el límite de sus posibilidades. No resultaban extrañas, pues las mataduras, que lucían las pobres bestias por el roce y la presión de la carga. Su veterinario era el propio gabarrero.

   Los antisépticos y desinfectantes más habituales eran: vinagre, sal, orines, corcho quemado... Se recuerda el uso de un ungüento azulado y también una especie de cataplasma de centeno machacado, que había que aplicar todos los días bien limpia en la matadura. Como último recurso, recortar o almohadillar la albarda en su contacto con la herida. En todo caso, si no se les daba un merecido descanso a aquellos caballos matalones, era difícil que mejoraran sus llagas.

No compres caballo cojo
pensado en que va a sanar
que el que está sano se encoja
conque el cojo que será.

     Llegar a bajar del monte una carga de 400 kilos era algo excepcional, aunque estas barbaridades se han repetido muchas veces, incluso mayores pesos. Se habla hasta de 500 kilos en un viaje, pero también es cierto que estas osadías podían provocar que la carga terminara caída, en la mitad del camino. 

     Los gabarreros aprovechaban principalmente las "leñas muertas": ramas secas de los pinos en pie y tocones enterrados; en algunos pueblos, también se tenía acceso a la leña del ramerío de las cortas de pinos recién talados.

     También se bajaba leña en los carros de bueyes (en los que se podía camuflar bien el matute), en carros de mano, en las carretillas de álamo y ruedas de hierro, incluso a cuestas y, en los años cuarenta del siglo XX, en aquellos primeros camiones de gasógeno.

     Desde la inauguración en 1888 de la línea férrea Madrid-Segovia, y durante toda la primera mitad del siglo XX, el tren era el principal medio de transporte para el comercio de la leña hacia el gran pozo de consumo que ya siempre ha sido Madrid. Los gabarreros descargaban la leña en los depósitos, muchos de ellos próximos a la estación de ferrocarril, donde los almacenistas la pesaban en básculas.

     Estos intermediarios se encargaban de embarcar la leña en los vagones y plataformas del tren, y también en camiones, con destino preferente a las carbonerías y calefacciones de Madrid. Cada semana salían varios trenes de mercancías con los vagones repletos.

      Desde su apertura en el sigo XVII, un destino importante para las cargas que bajaban los gabarreros del pinar de Valsaín fue la Real Fábrica de Cristales de La Granja, cuyos hornos consumían mucha leña.

JUAN ANDRÉS SAIZ GARRIDO
Edición, Segovia y Matemáticas, 2021
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      Esta entrada es parte de los oficios que han desparecido o que se utilizan de manera testimonial actualmente. 
        Todo ha sido posible gracias a:
Los gabarreros de El Espinar por Juan Andrés Saiz Garrido. Alma gabarrera Ediciones. Segovia, 2018
Foto del amigo Juan Francisco Sáez Pajares.
Foto de Victoria García Velasco.
Dibujo explicativo de  J. M. López Vallina.
Programa de Fiestas de San Juan y San Pedro de 1925 del Archivo Municipal de Segovia.
Los gabarreros de Valsaín vistos por Santos Yubero y Martín Trilla del blog Arqueología de Imágenes del amigo Aku Estebaranz publicado el 15 de febrero de 2014.
Mi colección de fotos, postales y revistas antiguas de Segovia recopilados en los últimos 24 años.