martes, 5 de marzo de 2019

LA SEGOVIA DE ANTONIO MACHADO (1919-1932): Paseo diario desde la pensión al Instituto (1ª parte)

     Comenzamos una serie de estudios relacionados con Antonio Machado Ruiz (1875-1939) sobre su estancia en Segovia como catedrático de Lengua Francesa en el entonces denominado Instituto General y Técnico de Segovia que hemos titulado La Segovia de Antonio Machado (1919-1932). Tenemos proyectado hacer varios reportajes aprovechando la efeméride de cumplir este 2019 el centenario de su llegada a Segovia. 

    En esta primera entrada hemos recopilado imágenes reales y anuncios de prensa de cómo era Segovia mientras Machado vivió durante casi trece años y queremos reflejar con ellos algunos cambios que se han producido desde entonces. Ahora nos centramos, por tanto, en el paseo que hacía desde la pensión en la calle de los Desamparados Nº 9, luego Nº 11, todos los días al Instituto. Para ello utilizamos las fuentes de personas que lo trataron personalmente: José Tudela de La Orden (1890-1973) que fue su primer contacto directo con Segovia porque ya le conocía de Soria, Mariano Grau Sanz (1902-1986) que habló con él a menudo desde 1922 a 1932 y Pablo de Andrés Cobos (1899-1973) que lo conoció personalmente y fue un gran estudioso de su vida y su obra.

     Grau en su conferencia del 26 de julio de 1951 en los Cursos de Verano para Extranjeros organizados por el Centro de Estudios Segovianos, heredero directo de la Universidad Popular Segoviana, nos decía:

    "Todas las mañanas, Machado salía de la casita de la calle de los Desamparados y ascendía trabajosamente la de Escuderos hasta la plaza Mayor. Después por la llamada calle Real, bajaba al Azoguejo, para volver a subir la dura cuesta de la calle del Angelete -hoy Ruiz de Alda- paralela al Acueducto, hasta el amplio caserón del Instituto General y Técnico. Su alta y robusta figura, un poco bamboleante, discurría a diario por las viejas calles segovianas -tan afines a su espíritu-, con un andar despacioso y sumido en la honda meditación del que va escuchando las voces de su alma."

      Hemos querido reflejar para todo el mundo su recorrido en un mapa de la época en la que nos situamos, entre 1919 y 1932.


       El poeta se mantuvo prácticamente en la pensión de Luisa Torrego Illanas, joven viuda de casi la misma edad que Machado, durante toda su estancia en Segovia. La dueña de la pensión se quedó viuda hacia 1916 con seis hijos pequeños a su cargo: Pedro, Mariano, Fernando, Luisa, Manuel y Félix. Nada más llegar a Segovia, procedente de Aguilafuente donde nació en 1876, trabajó de sirvienta en restaurantes y fondas con lo cual decide regentar una pensión para poder sacar a flote a sus seis hijos.

     Machado salía de la pensión que en esa época se encontraba más o menos de la siguiente forma. "Vivía en la característica calle de los Desamparados, en una casuca de humilde aspecto a la que se entraba por un patinillo lindante con un convento de monjas. Difícilmente se hubiesen hallado una calle y una casa más en armonía con la figura y la intimidad lírica de Machado" (Grau). Esta pensión la consigue José Tudela por un encargo de Machado por carta del 28 de noviembre de 1919 "Una pensión de 5 pesetas con habitación independiente aunque modesta, resolvería el problema por de pronto".


     A continuación bajaba hasta tomar la calle de Covarrubias (antiguamente llamada de Escuderos baja) y comenzaba en continua pendiente por la calle de Escuderos hasta llegar a la plaza Mayor (oficialmente en ese momento plaza de la Constitución). En la calle de Escuderos Nº 19 pasaba por la Posada del Toro, y en el Nº 22 por la tienda de Ultramarinos de Plácido Roque González Egido, instalado hacia 1926.


     En la fotografía podemos ver el principio de la calle de Escuderos antes de llegar al soportal de la plaza. Justo en la segunda puerta, correspondiente al Nº 4, vivía desde su vuelta a Segovia en 1925 su compañero de claustro, catedrático de Agricultura, Alejandro Llovet Vergara, hermano menor de Miguel, regente de la farmacia que habían heredado de su padre.

     Al atravesar el soportal sin vivienda, dejando a la izquierda la librería religiosa La Concepción, y a la derecha el bar La Alegría, llegaba a la amplia plaza Mayor. Algunos días de verano la plaza estaba animadísima en la década de 1920, pero don Antonio en los veranos siempre se iba de Segovia. "Los veranos se ausentaba también de Segovia, pasándolos, por lo general en Madrid...En Madrid vivían su madre y algunos de sus hermanos" (Grau).


      A la derecha en la esquina junto a la calle del Marqués del Arco se había instalado recientemente el quiosco de prensa, un año antes, junto a la terraza del café restaurante La Suiza en 1923. En la foto hemos señalado, en azul, los balcones de la casa de su compañero de claustro, entre 1920 y 1928 Mariano Quintanilla Romero, porque ya en 1928 al aprobar las oposiciones de Filosofía va destinado a Osuna y después coincidirá de nuevo en 1932 con Machado en el Instituto Calderón de la Barca de Madrid.


     Sin embargo, nada más llegar a Segovia, en los primeros meses de 1920 en la plaza Mayor a su izquierda del trayecto, en la elipse de la plaza, todavía no se había instalado de nuevo el quiosco de la música, que se desmontó para el acto de Coronación de la Virgen de la Fuencisla de 1916. En los bajos del Teatro Juan Bravo, en los dos arcos de la derecha con un toldo protector de la canícula veraniega estaba el café Juan Bravo, el primero en el cual Machado tenía una tertulia, según nos dice Grau.


     Cruzaba la plaza y empezaba con la calle Isabel la Católica, la primera parte de la llamada calle Real. A los pocos números a su izquierda pasaba por la zapatería de Demetrio Sáez, cuyo propietario era capaz de hacer zapatos a medida y además tenía precios económicos. Y es que Machado tenía los pies planos y por ello tenía  "un andar vacilante que parecía originado por algún padecimiento de los pies" (Grau),  o como dice Cobos  un "vacilante andar, con sus pies delicados, por el duro granito de las calles de Segovia, hechas para cascos de caballo".


     Después llegaba a la plaza del Corpus donde se apreciaban los tremendos estragos del pavoroso incendio del domingo 26 de diciembre de 1920. Por lo que deducimos que, como Machado se habría ido en las vacaciones de Navidad, se encontraría a su vuelta en enero, con el negruzco panorama. Limpiado parte del solar y construido ya el edificio del Banco Castellano con numeración de calle Juan Bravo Nº 2 se inauguraría en junio de 1925. En la imagen circa 1927 vemos que además se encontraba la central de Teléfonos, pero el solar anterior permanecería vacío durante toda la estancia de Machado en Segovia porque no se edificó hasta 1935. Después se ve un anuncio de lámparas Metal de la ferretería de Vicente Alcón Porcar del Nº 4. En frente, en el Nº 5, vemos el establecimiento de paños y telas de los hijos de Enrique Redondo Rubio.
 
Negativo propiedad de la Fundación Telefónica, positivado informáticamente
   
     Dos números más abajo, en la calle Juan Bravo Nº 6 se encontraba el famoso café La Unión regentado por Lorenzo Unceta Gutiérrez, donde Machado, según Grau, acudía diariamente por la tarde y en el que se mantuvo durante más tiempo en una tertulia. En ésta, según Cobos, creada en 1916, explica que "la función creadora se le debe atribuir a Juan José Llovet, poeta, y bueno, que se nos perdió, para la poesía y para la vida, por tierras de América. Fue el elemento catalizador. Y sabemos que del grupo inicial formaron parte Zambrano, con carácter patriarcal, Quintanilla, Otero, Carral...Surgen inmediatamente los nombres de Juanito (Juan Francisco) Cáceres Muñoz, Marceliano Álvarez Cerón, Antonio Ybot León". Es decir, una serie de jóvenes nacidos entre 1893 y 1900, a los que se unirían otros como, el más joven todavía, Grau y junto con ellos, de una generación anterior,  Blas J. Zambrano y, nada más llegar, el poeta profesor Antonio Machado. A todos ellos hay que añadir un abogado nacido en 1888, Julián Mª Otero Rubial, compañero de Machado en la Universidad Popular Segoviana entre 1925 y 1928. Al fallecer Otero en febrero de 1930, Machado hará un escrito homenaje "En la muerte de Julián Otero" que se publicará, a primeros de marzo, en el periódico Heraldo Segoviano de Carlos Martín Crespo.


    Poco después, en el Nº 12, se encontraba desde 1922 Casa Ridruejo que estaba regentado por los tíos carnales de Dionisio Ridruejo Jiménez de modo que ello facilitó que su sobrino viniese interno a Segovia. Es muy probable que Machado comprase allí sus grandes abrigos. Como ya sabemos de otro estudio don Antonio examinó de forma libre a Dionisio en el curso 1922-1923 de Lengua Castellana, Gramática y le puso Sobresaliente como pudimos comprobar en su expediente.


     Avanzando se llegaba a un edificio saliente en el cual estaba la ferretería Arana, en Nº 14 y Nº 16, traspasada a Fermín Rodriguez y el Nº 18 frente a la cárcel antigua. En la imagen de 1930 podemos ver justamente la puerta de acceso a la casa del Nº 18 en el cual había un almacén de curtidos, regentado, desde 1925, por Eladio Martín García y la sastrería de Miguel Sanz en el primer piso según podemos leer en el balcón. Este edificio desapareció al hacer una alineación que comenzó en 1941 y los actuales edificios se contruyeron entre 1943 y 1945.


    Justo a continuación, en Juan Bravo Nº 20, estaba la papelería Alonso en la cual el catedrático poeta podía comprar cuadernos, plumas, estilográficas, tinta y todos los objetos para sus escritos. El establecimiento era propiedad de José Alonso Velasco y se mantuvo después de irse Machado de Segovia.


     Después, se encontraba con el establecimiento de Cristobal Alcón Porcar (Nº 24) hasta que en 1930 se lo traspasa a Francisco Román López, Givaja (Nº 26) y los edificios finalizaban en el Nº 28 con la calle de la Puerta de la Luna. Seguía después, frente a la iglesia de San Martín, con varios establecimientos Fábrica de jabones La Fuencisla Nº 32 y en el Nº 36 el sucesor de la fábrica de muebles Casa Sessé.


     Ya en torno a la plaza de Medina del Campo con las esfinges (llamadas popularmente Sirenas) se encontraba en el Nº 38 de la calle Juan Bravo La Garza Real Zapatería y en el Nº 40 el encuadernador Faustino Álvarez Miguel en la parte izquierda de la casa del siglo XV.



     Acabando con ese tramo, la casa del Siglo XV (Nº 42) frente a la estatua de Juan Bravo realizada por Aniceto Marinas e inaugurada en 1922, aunque se había hecho el acto de la primera piedra en 1921 con la asistencia de Alfonso XIII. Como podemos ver en la imagen, todavía se mantenían las antiguas farolas del proyecto de reforma de la plaza de Bellver instaladas junto con las esfinges en 1852, pero que se retiraron después de la guerra civil.


      Antes de terminar esta primera parte con la plaza de Medina del Campo se encontraba la Imprenta y Librería de Mauro Lozano en Nº 44 y 46 habiendo tomado el traspaso de Antonio San Martín. Es decir, en este primer tramo analizado de la calle Real don Antonio disponía de dos imprentas-librería-papelerías (donde compraba muchos libros), un encuadernador y dos zapaterías para comprar los grandes botines que usaba, que según Cobos, provocaba que sus alumnos bachilleres le apodaran Charlot.


Continuará
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      Esta entrada se la dedico a mi compañero de claustro Demetrio, cómplice literario, y a Luz una viejecita amiga de mi padre que vivió casi toda su vida en un último piso de una casa enfrente de la pensión de Machado hasta los ochenta y que seguro se cruzó con el poeta, sin saberlo, en alguna ocasión y al señor Plácido, padrino de mi padre, que también vería a Machado desde su tienda.
       Todo ha sido posible gracias a:
Plano de Segovia. Editado circa 1920. No consta autor, ni fecha, de mi colección.
Padrones municipales de Segovia de 1922 y 1925 del Archivo Municipal de Segovia.
Programas de Fiestas de 1922, 1925 y 1933 del Archivo Municipal de Segovia.
Negativo fotográfico catalogado como RN-3106_1 de la Fundación Telefónica.
Antonio Machado en Segovia por Mariano Grau [26/7/1951]. Estudios Segovianos, Tomo IV, Nº 11, pp. 359-368. Instituto Diego de Colmenares. Segovia, 1952.
El poeta Antonio Machado por Mariano Grau en Lecturas Segovianas. Publicaciones de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Segovia. Imp. "El Adelantado". Segovia, 1958.
Humor y pensamiento de Antonio Machado en la metafísica poética por Pablo de Andrés Cobos. Ínsula. Madrid, 1963.
Antonio Machado y Mariano Quintanilla por Pablo de Andrés Cobos. Estudios Segovianos, Tomo XXII, Nº 64, pp. 61-81. Instituto Diego de Colmenares. Segovia, 1970.
Segovia y Machado por José Tudela. Estudios Segovianos, Tomo XXII, Nº 65-66, pp. 261-274. Instituto Diego de Colmenares. Segovia, 1970.
Antonio Machado en Segovia: vida y obra por Pablo de Andrés Cobos. Ínsula. Madrid, 1973.
Bajo el chopo dorado de Julián Mª Otero. Introducción, notas y edición por Francisco Otero Martín. Segovia, 1990.
Las facilidades de Isabel del Archivo Municipal de Segovia, junto a su aliento y total colaboración para la divulgación de cómo era la Segovia antigua.
Mi colección de fotos, postales antiguas, folletos antiguos de Segovia de los últimos 20 años.

miércoles, 20 de febrero de 2019

LAS TENERÍAS DE LA HONTANILLA DE SEGOVIA (1915-1960)

       En los últimos años, hemos acumulado gran cantidad de imágenes de las casas que había justo en el meandro que en su momento provocó el río Clamores antes de llegar a la hoz de la Casa del Sol. Estos edificios eran los restos de antiguas tenerías, es decir las casas donde algunos artesanos curtían las pieles. En particular en Segovia, se situaron principalmente en el valle que formaba el Clamores a partir del puente de Sancti Spíritus, entre la ciudad y el Pinarillo. Sin embargo, en las imágenes que veremos son más bien casas de hortelanos, porque la industria en torno a las pieles prácticamente ya había desaparecido en el siglo XIX. 

      Nos centramos en un periodo del siglo XX en el cual el río Clamores no estaba del todo cubierto de modo que en varias de las antiguas fotografías podemos ver su curso. Un estrecho y poco caudaloso río que pasaba por medio de nuestra ciudad, en palabras de Manuel González Herrero, "el Clamores es un río entrañado de lleno en la Ciudad, a la que penetra y con la que se confunde. Nace, vive y muere en la Ciudad: como un vecino más; y ha sido, siglo tras siglo, el eje del vivir y desvivir de Segovia".

      Comenzamos con una imagen realizada circa 1917 en la que podemos ver la Catedral tomada desde la Cuesta de los Hoyos mostrando toda la Hontanilla.


    Si hacemos un aumento detallado de la imagen podemos apreciar perfectamente el curso del Clamores. Como vemos con una anchura de unos dos metros todavía llevaba bastante agua y en algunas zonas los hortelanos harían un murete de piedra para posibles desbordamientos. Incluso parecen verse restos de una posible presa, con un pequeño salto, para almacenar agua para las huertas


      Mariano Sáez y Romero nos describe en 1918 la Hontanilla "Es la senda de una cuesta que baja desde la calle de San Valentín, al lado de la Puerta de San Andrés, al arroyo Clamores.
        Hay en esta pendiente, a la terminación del camino, una fuente mineral que brota de los peñascos, con agua muy apreciada, y denominada La Hontanilla, nombre derivado de fuente.
     El sitio es fuera de la muralla, por bajo de la casa del Sol, hoy Matadero público. Enfrente había una casa dedicada a molino de chocolate y fábrica de sopas, que es una completa ruina, y en ruinas está un pequeño puente que salvaba el Clamores para salir al camino de la Cuesta de los Hoyos."
     
      Poco tiempo después Otto Wunderlich (1886-1975) también quiso hacer una instantánea similar, pensamos, por los chopos junto al Clamores circa 1920, en alguno de sus viajes a nuestra capital. En ella podemos ver bien tres tenerías, una grande junto a una pequeña junto a la huerta y otra por encima del camino. En la casa por encima de las huertas ya vivía con su familia muy probablemente, Froilán Álvarez Expósito, de oficio matarife, casi seguro en el matadero municipal de la casa del Sol.

Foto propiedad del IPCE, Archivo Wunderlich

      La toma estaría realizada desde la Cuesta de los Hoyos justo en frente a la casa del Sol, actualmente Museo Provincial. En un plano de Segovia editado hacia 1920 señalamos lo que es la Hontanilla cuyo meandro está entre la casa del Sol y el puente de la Estrella.


     El tiempo pasa y las tenerías se mantienen igual en la Dictadura de Primo de Rivera, circa 1926, en esta nítida imagen de Lucien Roisin. Apreciamos como la tenería de más abajo a la derecha tiene en la cubierta dos huecos y la muralla de la ciudad está en estado ruinoso en espera de una restauración.


      Llegamos al final de la dictadura y en pleno verano de 1930 todo se mantiene igual en lo referente a la muralla como vemos en la instantánea de Alsina. Sin embargo, en la tenería de la derecha ya no hay cubierta en la mitad derecha.


     Después viene la II República y parece que uno de los edificios de las dos tenerías juntas comienza a hacer un retejado con ampliación de la cubierta perdida.


      Pensamos que nada más finalizar la guerra o en 1940 se van a realizar las obras de ampliación de la cubierta hasta llegar al nivel de la tenería de la izquierda y construcción de una vivienda. De hecho en un padrón de 1941 constan dos viviendas con empadronamiento como Hontanilla Nº 2 y Nº 4 viviendo en cada una de ellas, la familia de Gregorio Yagüe y Carmen Velasco en el 2 y la de Ángel Álvarez y Brígida García en el 4. En el caso de Ángel Álvarez Martín, nacido en Aldeonsancho, de profesión sereno, sería probablemente de los últimos serenos de Segovia capital. El resultado lo podemos comprobar con una imagen circa 1946. A continuación de las tenerías han cerrado el otro solar salvando el desnivel, creando dos niveles para la plantación de árboles frutales.


       Al año siguiente en esta otra toma, desde el Pinarillo, vemos como se mantienen las dos casas con tres ventanas cada uno. En la tenería superior, por encima del camino han recrecido el tejado hasta el muro que delimita el solar y me han comentado que era una vaquería.

 
     La visión de la Catedral desde el camino de la Hontanilla, por debajo de la casa del Sol es majestuosa. Parece que el acceso a las huertas que aprovechan la humedad del Clamores es mediante el camino hacia la fuente de la Hontanilla. Así lo plasmaba Robert Gillon circa 1948.


       Una toma más interesante, de principios de los cincuenta, es apreciando todas las plantaciones de los hortelanos junto al Clamores y hasta el puente de la Estrella.


     Por lo que hemos leído en esas huertas cultivaba Isidoro Leonor Álvaro (apodado Lolete) ya desde los años cuarenta aunque vivía en la calle San Valentín, y después los cultivos continuaban por la hoz de la casa del Sol.


    Ya hacia 1955 en la parte superior de la Hontanilla la muralla se mantenía medio en ruina y habitualmente se tendía la ropa en la hierba por encima de la vaquería.


     Sin embargo, una de las cosas que más nos ha llamado la atención es esta imagen de un turista francés del año 1957 tomada desde el Pinarillo. Por debajo de la hoz de la casa del Sol había varias pequeñas edificaciones aprovechando el hueco de la roca y me han comentado que eran cochiqueras y casetas para ovejas.


      Para terminar, queremos mostrar un detalle ampliado del inicio de la Hontanilla en un día luminoso. La huerta junto a las dos casas inferiores, que debía ser propiedad de Leopoldo Moreno, se ve con un acceso por una escalera de gran pendiente y se puede apreciar como hay una tubería hacia un aljibe que hay abajo. En particular, actualmente los restos de esta arqueta se pueden ver.

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       Esta entrada se la dedico a mi compañero de claustro Claudio San Emeterio, con gran interés por el río Clamores y el amigo Ángel Jordán que vivió casi toda su vida en ese zona.
      Todo ha sido posible gracias a:
Varias aclaraciones vividas por Juan Pedro Velasco, que llegó a tener uno de los huertos de ocio del Clamores durante unos años.
La foto del archivo Wunderlich del IPCE con identificación de catálogo W-00604_P.
Vida y muerte del Río Clamor. Una biografía del río de Segovia. Manuel González Herrero. Editado por la Diputación Provincial de Segovia. Segovia 1997.
Las calles de Segovia, noticias, tradiciones y curiosidades de Mariano Sáez y Romero. Edición facsímil en offset por la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Segovia. Segovia, 1978.
Arquitectura y Urbanismo en la ciudad de Segovia (1750-1950). Miguel Ángel Chaves Martín. Editado por la Cámara de la Propiedad Urbana de Segovia. Segovia 1998.
Plano de Segovia. Editado circa 1920. No consta autor, de mi colección.
Padrones municipales de Segovia de 1941 y 1945 del Archivo Municipal de Segovia.
Las facilidades de Isabel y Rafael del Archivo Municipal de Segovia, junto a su aliento y total colaboración para la divulgación de cómo era la Segovia antigua.
Mi colección de fotos, postales antiguas, folletos antiguos de Segovia de los últimos 20 años.

domingo, 23 de diciembre de 2018

CASA SOLERA de Segovia, en la guerra y en la posguerra hasta 1952

      El fundador de Casa Solera hacia finales de la guerra con unos 29 años ya tiene, muy probablemente, su negocio en pleno barrio de Santa Eulalia. Ausencio Pascual Bernardo se centra en la venta de máquinas para coser y bordar, por debajo de su vivienda en la calle Somorrostro Nº 2, junto al edificio del establecimiento del hijo de Maximino Gómez que ha fallecido poco antes, en 1935. Podemos apreciar cómo era en ese año de 1941 la calle de Buitrago accediendo a la plaza de Santa Eulalia y el inicio de la calle del Puente de Muerte y Vida. 


      Pero veamos más detalladamente cómo anuncia su tienda con un cartel pintado en la pared VENTA DE MÁQUINAS PARA COSER Y BORDAR CASA SOLERA en la imagen con nieve de enero de 1941.


     En mayo de 1942 sabemos que el negocio de Ausencio en Segovia, en plena posguerra, florece con la venta de las máquinas de coser Alfa realizadas en Eibar (Guipúzcua) frente a la americana Singer. En particular, da a las máquinas guipuzcoanas un valor científico, pero que en realidad tendrían muchas más posibilidades a causa del proceso de autarquía.


    Veamos una máquina de esa época, finales de la guerra, que era propiedad de una modista profesional de Turégano. Con ella pudo hacer, en plena posguerra, numerosos vestidos principalmente para niñas y mujeres.


      La máquina con la rueda de la correa de transmisión debía estar protegida con un armazón de madera que se podía cerrar con una llave.


     Con el tiempo las máquinas Alfa también se adaptaron para que formasen parte de un mueble y así lo vemos en anuncio de junio de 1944. La tienda se mantiene en la calle de Somorrostro, pero ya con teléfono para dar mejor servicio.


     Nada más desaparecer el Bar Restaurant Ketama en la plaza del Corpus Nº 8 en 1944 Ausencio Pascual abre allí un nuevo establecimiento aprovechando la buena situación junto a la calle de Juan Bravo. Además, mantiene todo el aspecto exterior del elegante Bar para su floreciente negocio centrado principalmente en las máquinas de coser Alfa e incluso mantuvo el teléfono del primer establecimiento que tuvo Dionisio Duque. Según anuncio de El Adelantado de Segovia el 24 de julio de 1944 abrió al público ese nuevo establecimiento de Casa Solera, en el bajo de la casa de Casto Fernández Shaw.


     En la calle de Somorrostro Nº 2 se mantuvo durante algún tiempo según nos consta en la guía de teléfonos de finales de la década de 1940, aunque ya estuviese construido el mercado cubierto de Santa Eulalia desde el verano de 1942. Además, la casa del establecimiento de Maximino tuvo un recrecimiento de un piso con proyecto de 1945 del arquitecto municipal Francisco Fernández Vega, pero llevado a cabo hacia 1946.


     A mediados de la década de 1940 el negocio debía ser boyante y hacía publicidad continuamente, como en la demolición de la antigua casa de la plaza del Azoguejo donde estuvo Casa Aurelio y la tienda de ultramarinos de Tomás Cerezo.


    A principios de la década de 1950 el negocio de la venta de máquinas, Ausencio lo va a complementar con la creación de una academia, Academia de Bordados Casa Solera de coser y bordar. Como leemos en la elegante publicidad especifica "Alfa para trabajos delicados..."


    En ese marco mi propia madre debió realizar alguno de esos cursos gratuitos en los cuales las alumnas del curso se hacían fotos de recuerdo con el propio dueño del establecimiento, Ausencio Pascual Bernardo, en el centro sin gafas. La mayoría de las jóvenes segovianas llevaban revistas que editaba la casa Alfa.


    En otra instantánea veo a mi madre, Cándida Álvarez, con su Revista de labores Alfa y soltera necesariamente cuando tendría alrededor de 20 o 21 años. La imagen que nunca había visto hasta después de su fallecimiento hace unas semanas, me hace admirarla todavía más como enorme luchadora. Vendría de su Turégano natal muy probablemente al curso y permanecería algunos días en la capital con Ciselia, la prima carnal de mi abuela, que vivía en la calle Infanta Isabel.


     Durante el curso debió realizar un paño de trabajos de costura y bordados que al aparecer junto con sus mantelerías y sábanas bordadas me dio la pista investigadora sobre estas máquinas de coser de la posguerra. Me hizo pensar detenidamente el cómo se había formado de soltera y de cómo al quedarse viuda con 42 años y cinco hijos se refugiaba en esos trabajos manuales creativos. A lo largo del curso supongo que iba centrándose en cada uno de los bordados que componen el mosaico.


     Una de las aplicaciones que yo recuerdo siempre de sus aprendizajes de bordado fue en la realización de festones para sábanas y mantelerías.

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     Esta entrada está dedicada a mi madre, Cándida Álvarez Tarragato (1931-2018), fallecida una semana antes de cumplir 87 años. Ella siempre fue para mi un ejemplo de fortaleza mental y de la enseñanza con el ejemplo vital.
        Todo ha sido posible gracias a:
El anuncio publicitario de la Academia de Bordados Casa Solera facilitada amablemente por el amigo Juan José Bueno.
La antigua máquina de coser Alfa que mi suegra heredó de su tía comprada en época de guerra.
La foto de Casa Solera en la plaza del Corpus que la familia de Ausencio facilitó en 2015.
Programa Homenaje a nuestra Santísima Virgen de la Fuencisla. Imprenta HACE. Segovia, mayo de 1942.
Programa de Ferias y Fiestas de junio de 1944 del Archivo Municipal de Segovia.
Guía de Segovia. Carlos Martín Crespo. Segovia, 1934.
El Adelantado de Segovia, martes 14 de mayo de 1940, Año XL-Número 11036.
El Adelantado de Segovia, jueves 20 de julio de 1944, Año XLIV-Núm. 13599.
El Adelantado de Segovia, lunes 28 de diciembre de 1981, Año LXXXI-Núm. 24871.
Revista de labores Alfa, Nº 22, número de invierno, 1949.
Veinte años de paz en el Movimiento Nacional bajo el mando de Franco: provincia de Segovia. Impreso por Librería Herranz. Segovia, 1959. De la Biblioteca de la Diputación Provincial de Segovia.
Mi colección de postales, fotos, libros y folletos antiguos sobre Segovia recopilados en los últimos veinte años.

lunes, 5 de noviembre de 2018

EL TEATRO DE LA ZARZUELA EN LA PLAZA MAYOR DE SEGOVIA (1883-1891)

     Nada más hacer el derribo del Mesón Grande, en el número 17, y los dos edificios contiguos a partir del 12 de diciembre de 1880 se queda un hueco con un solar con mucho fondo en plena plaza Mayor. En una imagen circa 1873 de Jean Laurent hemos marcado los tres edificios que desaparecieron. 


      En esos momentos en Segovia tan sólo está el pequeño Teatro Principal de la calle de la Victoria (actual Valdeláguila), pero hay una gran afición al teatro, a la representación de comedias y zarzuelas y se agotan las pocas entradas con facilidad. Este hecho se refleja en el periódico jocoso La Tempestad, en el que se hacía mucha crónica sobre acontecimientos artísticos y teatrales por José Rodao y por su director Vicente Rubio Lorente. En el periódico del 2 de enero de 1881 se sugiere la creación de otro teatro con una cuarteta.

                      Y por eso más de cuatro
                      quieren, con mucha razón
                      que se construya un teatro
                      en el local del Mesón.
 
     A los cinco meses del derribo del famoso Mesón se montó un pabellón encarnado de madera en el que se vendían collares, pendientes, sortijas, abanicos, peines o incluso algún juguete según anuncios de La Tempestad y después se utilizó para guardar coches de caballos.

     Poco después el pintor asturiano Darío de Regoyos (1857-1913) hace un cuadrito sobre una tabla titulado "Pláce á Segovie" fechado en 1882, que muestra el derribo realizado estando el solar libre aunque parece que no llega a querer representar la casa Nº 20 y siguientes que se deberían ver en esa perspectiva. En cambio, sí se ven los carros sueltos en el descampado.


      Por esa época en la plaza Mayor hay dos populares y reconocidos establecimientos de café, el café de Ruiz (apodado el montañés) y en frente el café de Manzanares. En el Nº 4 desde finales de la década de 1860 se encontraba el café propiedad del segoviano Manuel Manzanares Nogales, casado con la tureganense Eulalia Espinar Gimeno que vivían por encima, con sus cuatro hijos: Bernardo, Teresa, Abdón y Manuel. Este gran café era muy concurrido y había conciertos los jueves y los domingos supongo que por aprovechar que eran días de mercado. Incluso se acondicionó un pequeño teatrillo en el que se hacían representaciones teatrales o de revistas refiriéndose popularmente como Liceo Manzanares.

     El 31 de marzo de 1883 Manuel Manzanares presenta una instancia al Ayuntamiento que entre otras cosas dice "...deseando cooperar en algun tanto al engrandecimiento de las prosimas ferias de esta capital, segun esa corporacion desea, el esponente se compromete a dar ciertas funciones de Concierto, siempre que se le ceda con dicho objeto y hasta tanto que se disponga para su venta, el local denominado Meson Grande, el cual tendrá desde luego vistas que no hagraden al publico, siempre contando con el apoyo de esa Excma Corporacion".

      El alcalde Antonio de Llanos dirige esa instancia a la comisión de Propios y Policía y en sesión del 13 de abril de 1883 el Ayuntamiento acuerda hacer la concesión del solar Mesón Grande durante los meses de Junio, Julio y Agosto para establecer un local portátil en condiciones de seguridad y ornato, que deberá certificar el arquitecto municipal, dejando completamente libre todo el solar al levantar la construcción. La concesión oficial, realizado el certificado de Joaquín Odriozola sobre algunos inconvenientes en reparar adecuadamente una bodega que había bajo el mesón, es dirigida a Manuel Manzanares con fecha de 7 de mayo de 1883. Además, el consistorio da las órdenes de que se retiren los coches de caballos que hubiese en el solar antes de dos días.

   Rápidamente Manuel Manzanares encarga la construcción de un pequeño teatro de madera y después de notificarlo al Gobierno Civil el arquitecto municipal hace un examen a fondo. Firmado el 11 de junio, Odriozola inspecciona la armadura con el cerramiento y cubierta para el teatro considerando además que ofrece la necesaria seguridad, en caso de incendio, para las funciones que se intentan llevar a cabo.

    El nuevo teatro con el nombre de Teatro de la Zarzuela se inaugura el jueves 14 de junio de 1883 con capacidad aproximadamente para 300 personas. El escritor Vicente Fernández Berzal (1858-1928) nos describe el interior del teatro segoviano con anheloso recuerdo: "contaba con dos plateas a cada lado, 150 butacas de patio y una pequeña galería para la entrada general".

     En el número extraordinario de La Tempestad del jueves 14 de junio de 1883, se inserta el anuncio de toda la función dentro de las ferias de San Juan y San Pedro que en esos años se habían adelantado.


      Según la crónica teatral publicada en La Tempestad del domingo 17 de junio de 1883:
       "El jueves se inauguró el teatro de la Zarzuela con un lleno completo; pues desde una hora antes de empezar la funcion, no quedaba en el despacho ni una entrada general.
       El Juicio final, Música clásica y El lucero del alba, fueron las obras escogidas para dicha funcion, que fué á beneficio de los pobres.
      El cuadro de la compañía es excelente; y la prueba es que el público colmó de aplausos, en más de una ocasión, á los actores, y en particular a la primera tiple señora Ávila.
     El teatro, para ser provisional, reune las mejores condiciones. Las butacas son cómodas, los palcos espaciosos y el paraiso es deshagodísimo.
      En la Zarzuela, yo creo / que pasar puede un buen rato / el bello sexo y el feo, /  por ser este coliseo / bueno, bonito y barato ###
    Según nota que nos ha facilitado el Sr. Manzanares, el importe de las localidades vendidas para la funcion inaugural del Teatro de la Zarzuela, asciende á 1500 reales, de los cuales hay que deducir 800 reales de gastos, quedando para repartir entre los pobres 700 reales, que se distribuirán en esta forma:
      A las Siervas de María......... 60  / A los presos de la cárcel........ 60 / A las Hermanitas de los pobres.....60 / A los pobres de las cuatro parroquias (25 de cada una).......400 / A los pobres vergonzantes......120 / Total.............................  700
       Digno es de los mayores elogios el caritativo proceder del señor Manzanares, quien se ha hecho acreedor á las bendiciones de los pobres y á las simpatías del público, con su generoso desprendimiento".  

       Suponemos que en la elección de las obras de la inauguración influyó que Ruperto Chapí Lorente (1851-1909) en 1872 había ganado la oposición de Músico Mayor de la Academia de Artillería de Segovia de modo que en su estancia en Segovia es cuando compuso su Fantasía Morisca. La zarzuela en un acto Música Clásica se había estrenado en Madrid en septiembre de 1880, pero Chapí en 1883 ya estaba residiendo en Madrid y centrado totalmente en la composición musical.


    En esa primera temporada prevista de junio a agosto de 1883 en el Teatro de la Zarzuela se representaron muchas obras de género chico, sainetes líricos, algunas comedias e incluso debido al éxito de público la temporada se extendió hasta septiembre con un espectáculo de títeres, Los Fantoches. Pero el teatro provisional no se desmontó como se tenía previsto inicialmente a primeros de septiembre. En La Tempestad del 10 de octubre de 1883 nos hablan de la función celebrada para socorrer a las familias que sufrieron pérdidas por el incendio ocurrido en Turégano pocos meses antes. Sin duda, en este caso influyó el origen de la esposa de Manzanares, Eulalia Espinar, que muy probablemente había afectado a algunos de sus familiares.


     La siguiente temporada veraniega de 1884, que comenzaría a primeros de junio y terminó casi a mediados de octubre, continuó en la misma línea de hacer funciones de un día de tres obras que solían durar menos de una hora entre el jueves y el domingo. Durante esta temporada en muchas actuaciones la música estaba dirigida por el maestro Luis Arnedo y un sexteto de profesores de Madrid, Sarmiento, Goñi, Torá, Vidal, Gracia y Mateos. La temporada finalizó con una función a beneficio del Asilo de Sancti Spiritus el viernes 10 de octubre de 1884, recaudando líquidos 1586 reales para el asilo.

     Curiosamente, en el periódico del 12 de octubre de 1884 se anunciaba el proyecto de la creación de un gran teatro en Segovia que ocupase todos los solares del Mesón Grande y los adyacentes. Para ello se pensó en crear una suscripción de 300 acciones de 500 pesetas cada una, pero ya sabemos que se quedó en intención hasta 32 años después que empezó a tener forma definitiva.


     Entre marzo de 1884 y abril de 1885 se construyó la arcada en la plaza Mayor justo delante del Teatro de la Zarzuela aunque se había pensado inicialmente haberla realizado en 1882. Según Manuel Manzanares la temporada de 1885 no dió ganancias si no más bien pérdidas y suponemos que influyó notablemente la epidemia de cólera que hubo ese año en Segovia.

   En esta imagen fechada en mil ochocientos noventa y uno se puede apreciar perfectamente cómo debía ser el teatro de nuestro estudio. Encargado inicialmente por Manuel Manzanares no se desmontó como se tenía previsto inicialmente a final del verano de 1883. Más bien se mantuvo durante unos nueve años debido a la popularidad que consiguió y por utilizarse todos los años para recaudar dinero con motivos de desgracias o de caridad.


      Antes del comienzo de la temporada de 1886 Manuel Manzanares sabiendo que se había anunciado en abril de 1886 una subasta pública para la venta del solar del Mesón Grande a realizar el 8 de mayo de 1886 suplica al Ayuntamiento que tenga la consideración de que si hubiese algún licitador se retrase su entrega ya que según el pliego de condiciones el primer pago era cuatro meses después de aprobada la subasta. La corporación municipal no tiene inconveniente y en la sesión del 14 de mayo de 1886 se autoriza al alcalde Mariano Torre Agero a revisar las condiciones de cesión con Manuel Manzanares.

     La temporada de 1887 comenzó con una función el lunes 30 de mayo con una variada función con el actor Núñez y la actriz Srta. Sugrañes en la que tomaban parte aficionados segovianos como Valentín García y Gerardo Failde. A lo largo de los meses de la temporada en las funciones se fueron introduciendo zarzuelas de dos actos y se representaron algunas zarzuelas o revistas recién estrenadas en Madrid, como La Gran Vía y Los Lobos Marinos. Todo ello debía ser idea del director de escena José Portes que remató la temporada con L'Hereu y Una casa de fieras el domingo 11 de septiembre.

   Después de que en el año anterior los aficionados segovianos tuvieran alguna participación en los sainetes va a llegar un momento, en 1888, todavía más importante. El bajo cómico segoviano Valentín García forma parte de una compañía toda la temporada.


    Ese año las actuaciones comenzaron el 11 de junio con lleno completo todos los días representando La Gran Vía, Nicolás y ¡Chateau Margaux!. Después irían renovando y ampliando las obras, pero alguna como La Gran Vía llegó a tener representación hasta catorce días seguidos teminando el día de San Juan, por lo cual aunque el teatro no tuviese mucho aforo sí nos muestra la afición que había en ese momento en nuestra capital. Hacia el 8 de septiembre se dio por terminada la temporada.

    Vendido el solar por parte del Ayuntamiento, en el que se encontraba el teatro, que con seguridad en una memoria de un proyecto de Odrizola firmada en septiembre de 1888, consta como propietario Guillermo Martínez Pérez (Presidente en ese momento de la extinta Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Segovia) las condiciones para el empresario encargado del Teatro de la Zarzuela debían ser diferentes a las anteriores. Y por otra parte, el Ayuntamiento estaba haciendo las negociaciones de las ventas sin expropiación forzosa de todas las casas colindantes al teatro durante agosto y septiembre de 1888.

      El año 1889 es decisivo en la historia del Teatro de la Zarzuela porque el martes 9 de abril fallece su creador Manuel Manzanares Nogales. Sin embargo el establecimiento se mantuvo varios años más y es que el programa de la temporada ya estaría medio elaborado y sus hijos intentarían darlo continuidad. La temporada comenzó el 15 de junio con la interpretación entre otras obras de Los baturros en homenaje a su libretista José Jackson Veyán que se encontraba invitado en Segovia, donde se hizo con él un almuerzo en el Restaurant de Suárez.

      Durante ese verano llega una  nueva compañía dirigida por Antonio Povedano y formada por las actrices Srta. Martín Gruas, Sra. Martínez, Srta. Prado y los actores Salvador González, Quevedo, Leon y el segoviano Gerardo Failde con la música dirigida por el maestro Luis Arnedo. Representaron entre otras zarzuelas Mam'zelle Nitouche, ¡Al agua, patos!, El Alcalde Interino, La Diva, El señor Gobernador y otras muchas. A finales de julio y agosto estuvo la compañía de Pedro Ruiz de Arana con otras tantas representaciones. El final de la temporada del Teatro de la Zarzuela acabó con dos conciertos extraordinarios dados el miércoles 11 y el domingo 15 de septiembre por la Orquesta formada por profesores de la Sociedad de Conciertos y del Teatro Real dirigidos por el maestro Enrique Fernández Arbós (pensionado por la Infanta Isabel desde 1877 hasta 1885 en diferentes países europeos) cuando sólo contaba con 25 años.

     La temporada de 1890 fue muy irregular empezando tarde y acabando pronto. Da comienzo el sábado 21 de junio organizando el inicio de la temporada la compañía de José Portes pretendiendo estrenar en Segovia las obras que más hayan llamado la atención en Madrid. Se comenzó con El año pasado por agua, estrenada el año anterior, junto con otras clásicas Niña Pancha y Lucifer continuando con De Madrid a París, Los Langostinos, ¡Ole, Sevilla!, Lo pasado...pasado, Las doce y media y sereno. Pero esta compañía se va hacia el 10 de julio. Más de diez días después, hay una nueva compañía con la primera tiple Antonia García y Salvador González que representan entre otras La chiclanera, Cádiz, Las doce y media y sereno, pero el 2 de agosto dejan Segovia y se van a Ávila. Para acabar la temporada la compañía que había en el Liceo Ramírez a cargo del Sr. Barta, con Francisca Alcalde, Pilar Lugo, y los actores Gil y Las Santas empiezan a representar su repertorio en el teatro de la plaza Mayor al menos desde el 10 de agosto Los carboneros, Certamen nacional, Renta infalible, El plato del día, La cruz blanca, Niña Pancha, pero hacia el 20 de agosto se van a Medina del Campo.
 
     Prácticamente ya no hay más actuaciones musicales, tan sólo a primeros de octubre una muestra de extrañas características de personas, la mujer tigre, una niña con dos cabezas, o bien de vegetales, una cebolla de muchas libras y otras rarezas por el estilo según se comenta en La Tempestad.

    Finalmente, la temporada de 1891 será todavía más irregular y anómala que la anterior. Aunque se anunciaba en el programa de festejos para las ferias el 25 de mayo que "...en el Teatro de la Zarzuela y en el de Ramírez, actuarán notables compañías de zarzuela y verso" durante las fiestas, ni en junio, ni julio hubo actuaciones ni crónicas teatrales que lo avalen. Prácticamente sólo hubo una función que se anunció para el domingo 9 de agosto representando la compañía que había estado antes en el Liceo Ramírez, las obras La leyenda del Monje, el sainete El señor Luis el tumbón o Despacho de huevos frescos y El Monaguillo. Y después el 30 de agosto hubo una "Gran función de prestidigitación y ventriloquía por el primer ventrílocuo español Sr. Aragrev, con sus cinco figuras mecánicas". El Teatro de la Zarzuela como tal está agonizando.

     Durante estas ocho temporadas, según Fernández Berzal, se llegaron a estrenar algunas obras de autores segovianos como De la Plaza al Azoguejo, Segovia ante la cultura, ¿Responde usted de la niña?, aunque no hemos conseguido averiguar las fechas exactas. En varios casos el autor de la música fue Silverio de Ochoa (con pseudónimo Silvio) que a su vez escribió alguna obra literaria como Tierra de Segovia (Dibujos y ficciones).

    En el siguiente detalle, circa 1910, podemos ver que el antiguo teatro está transformado. Por la portada decorada con una corona no dudamos que entonces es el Cinematógrafo Reina Victoria inaugurado en 1907.

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       Esta entrada se la dedico a todos esos segovianos y segovianas que tienen afición al teatro y a la Zarzuela (sobre todo a Vidal Espinar).
        Todo ha sido posible gracias a:
La foto facilitada por el amigo Juan José Bueno, gran coleccionista de fotos antiguas de Segovia.
Proyecto de construcción de la segunda arcada en la Plaza Mayor (fachada del Mesón Grande) y Proyecto para terminar los arcos de la Plaza Mayor en la manzana del Mesón Grande. Ambos de Joaquín Odriozola y Grimaud.
Expedientes y peticiones oficiales de Manuel Manzanares al Ayuntamiento de Segovia.
Todos los anteriores del Archivo Municipal de Segovia.
Museo de Bellas Artes de Bilbao.
Arquitectura y Urbanismo en la ciudad de Segovia (1750-1950). Miguel Ángel Chaves Martín. Editado por la Cámara de la Propiedad Urbana de Segovia. Segovia 1998.
Antología de Vicente Fernández Berzal. Prólogo y selección de José Montero Padilla. Publicaciones de la Academia de Historia y Arte de San Quirce. Imprenta El Adelantado. Segovia, 1974.
Toda la colección del periódico La Tempestad del Archivo Municipal de Segovia
La Tempestad semanario festivo del 14 de junio de 1883, Año IV, Tormenta 144.
La Tempestad semanario festivo del 14 de abril de 1889 dirigido por Vicente Rubio Lorente, Año X, Tormenta 457, del Archivo Municipal de Segovia.
El Adelantado de Segovia diario del lunes 23 de mayo de 1988, Año LXXXVIII-Núm 26857.
Padrón de Segovia de 1885 del Archivo Municipal de Segovia.
Las aclaraciones de Isabel y Rafael del Archivo Municipal de Segovia, junto a su aliento y total colaboración para la divulgación de cómo era la Segovia antigua.
Mi colección de fotos, postales antiguas, folletos antiguos de Segovia de los últimos 20 años.